Menor que disparó contra Miguel Uribe no actuó solo
El adolescente que atentó contra el senador y precandidato presidencial colombiano Miguel Uribe Turbay, resultó ser un peón en la estrategia criminal. Pruebas en audiovisuales revelaron que varias personas participaron en la logística del crimen.
Según el periódico «El Colombiano», los vídeos están en poder del medio colombiano Noticias Caracol, comprueban el uso de un carro, motocicletas y campaneros que acompañaron al señalado tirador de 15 años hasta la escena del crimen, en la carrera 82 con calle 22c del barrio Modelia, en la ciudad de Bogotá.
En las imágenes se observa que el menor fue parte de una compleja red en la que habrían participado al menos cinco cómplices.
En la escena del crimen se incautó una pistola tipo Glock calibre 9mm que está bajo custodia, un arma con cargador para seis disparos continuos y con una empuñadura adaptable al tamaño de cualquier mano.
El arma, fabricada en Austria y escasas en el mercado negro colombiano: cuestan entre 15 y 20 millones de pesos colombianos. Esa fue una de las primeras evidencias de la Fiscalía para construir la hipótesis de que el menor no actúo solo.
Los videos en poder de ese noticiero podrían sumar pistas para dar con los responsables y los autores intelectuales, por los que las autoridades ofrecen una recompensa de hasta 3,000 millones de pesos.
Nuevas pistas
De acuerdo con el noticiero, una de las primeras pruebas es un video de cámaras de seguridad en la que se observa que el menor llegó en motocicleta hasta una esquina del barrio Modelia de Bogotá.
Ubicados a cinco cuadras del lugar donde, posteriormente, llegó Miguel Uribe para su concentración política. Eran las 3:22 de la tarde del sábado 7 de junio: dos horas antes del atentado.
En las imágenes, describe el medio, se observó cuando el menor se bajó de la moto, se quitó el casco y se puso una gorra. El conductor también descendió de la moto y ambos conversaron brevemente. Justo ahí, el menor tomó un celular y realizó una llamada.
A pocos metros de ahí a las 3:41 de la tarde se estacionó un vehículo plateado. Cinco minutos después el menor salió de una de las esquinas y se acercó a conversar con los ocupantes del vehículo. El intercambio de palabras fue de unos segundos. El joven volvió a tomar el celular y el carro arrancó. Empezó a dar vueltas por las calles.
En ese momento ya iniciaba la jornada política del senador del centro Democrático. Se le veía recorriendo los locales comerciales y entregaba volantes con su propaganda política de cara a las elecciones del 2026.
El medio citado tomó la decisión de no revelar los rostros de quienes aparecen en las imágenes para no alterar la investigación judicial.
A las 5:20 de la tarde otra cámara de seguridad captó un carro gris que transitaba por la Avenida Ferrocarril a la altura del barrio donde ocurrió el crimen. Se estacionó a cinco cuadras del lugar donde Miguel Uribe estaba dirigiéndose a los cerca de 200 simpatizantes que presenciaban su discurso.
Dos minutos después, la puerta del carro gris se abrió. Descendió el joven. Tenía una vestimenta distinta a la de su primera aparición en los registros de las cámaras. Se dirigió con rapidez al parque donde estaba Uribe Turbay. Del vehículo gris se bajó también un hombre de camiseta blanca, gafas negras y barba, lo acompañaba una mujer de chaqueta negra y cartera blanca.
Mientras el joven sicario caminaba apresurado, los sospechosos lo seguían de cerca. Una mujer –que transitaba con sus perros– incluso, se detuvo a observar con inquietud a los tres sujetos. El carro gris abandonó la escena y se sabe que tomó rumbo hacia el oriente de Bogotá.
Momento del atentado
Hacia las 5:26 de la tarde, el tirador se ubicó en la posición del ataque: de espaldas al precandidato. En el lugar solo había dos escoltas y ninguno de ellos aseguró la espalda del político.
El político hablaba de sus propuestas en temas de salud mental cuando se escucharon ocho disparos. Una de las balas entró por el parietal izquierdo, la otra impactó en el muslo izquierdo de Uribe Turbay.
Las cámaras de seguridad captaron los instantes posteriores al atentado. El sicario cojeaba. Intentaba escapar de los escoltas y policías que lo perseguían. Apuntó con su arma para tratar de garantizar su huida. Lograron atraparlo. Ya eran las 5:30 de la tarde.
En la escena del crimen intervino un hombre de chaqueta clara que, al ver el caos, corrió hacia un restaurante y repentinamente bajó la reja del lugar. Dejó encerrados a empleados y comensales. Unos segundos después, y ante la presión de la gente, decide reabrir el local y sale tranquilamente del lugar. Encendió su moto y abandonó el sector. Las autoridades tratan de establecer si tuvo algún rol.
De momento, el joven sicario está bajo internamiento en la Fiscalía, allá está recibiendo acompañamiento del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar. Él y su familia entraron al programa de protección de testigos. Está siendo procesado por los delitos de tentativa de homicidio y porte ilegal de armas: se enfrenta a una pena de hasta 8 años en el centro de reclusión especializado para menores infractores.