Reprogramación de vehículos: ¿pasión automotriz o ruido?

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No es inusual para quienes viven o transitan por algunas avenidas de Santo Domingo escuchar el estruendo que procede de ciertos vehículos que pasan a alta velocidad, dando la impresión de que se trata de autos deportivos.

El sonido que emiten al pasar es característico; parece como si se tratara de disparos, señalan ciudadanos que residen en sectores de Santo Domingo donde frecuentemente circulan estos vehículos que, a su juicio, generan contaminación sónica en la ciudad.

El tema fue tratado por la ministra de Interior y Policía, Faride Raful, al ser consultada sobre si se tomarían medidas similares a las asumidas con las bocinas para estos vehículos. La funcionaria señaló: “Estos temas surgen en las mesas de seguridad, donde hablamos con los comunitarios, y esa es una preocupación porque altera la paz y seguridad de todos los ciudadanos dentro del territorio”.

La reprogramación de vehículos, que en algunos casos se conoce como “pops and bangs”, implica modificar el software de control del motor de un auto para generar un sonido en la salida del escape. Estos estallidos se producen cuando el vehículo cambia de marcha o reduce la velocidad.

De acuerdo con técnicos del área consultados, el sonido puede lograrse mediante dos acciones: una de ellas es con el cambio del sistema de escape, que se logra con la eliminación de los silenciadores. Otra forma es la reprogramación del motor con el fin de modificar la inyección de combustible y durante la ignición. 

¿Puede impactar la salud?

Al ser consultado sobre el impacto que podría tener en los conductores de estos vehículos la exposición constante a los estallidos, el doctor Leopoldo Deive Maggiolo explicó que el posible efecto dependerá de la velocidad a la que conduzca quien va al volante.

“Poco tiempo de exposición y alta energía, más de 120 decibelios, causará un traumatismo agudo, que puede variar desde un trauma leve hasta una perforación y pérdida auditiva de grado variable”, destaca el especialista.

Agrega que, en caso de una exposición prolongada en el tiempo, con una energía mayor a 80 decibelios, “causará daño progresivo e irreversible (…) Fuera del sistema auditivo, la contaminación repercute en muchos sistemas del organismo (cardíaco, nervioso, endocrino y reproductivo)”.

¿En qué vehículos puede hacerse? 

Los técnicos consultados señalan que existen vehículos que, de fábrica, permiten estas programaciones. Sin embargo, aseguran que la mayoría de los autos que circulan en el país con estas características presentan modificaciones realizadas en talleres.

Agregan que las modificaciones pueden aplicarse a muchos vehículos, aunque aquellos con motores de alto rendimiento son los ideales. Estos pueden encontrarse en marcas comunes.

El costo

El costo de las reprogramaciones supera los 300 dólares, según el año y la marca del vehículo, de acuerdo con los técnicos consultados, quienes agregan que, además de este proceso, se requieren modificaciones en el escape del auto, cuyo costo puede oscilar entre los 10,000 y 25,000 pesos.

La demanda entre los jóvenes

Las modificaciones a estos vehículos son más demandadas entre los jóvenes, según los consultados. Agregan que esta población busca que sus autos se destaquen y “transmitan personalidad”, ya que el sonido es una forma de expresarse.

Detallan que estos cambios permiten al usuario tener la experiencia de un deportivo, independientemente de que el vehículo no pertenezca a ese segmento.

¿La ley permite estas modificaciones?

Diario Libre consultó a las autoridades del Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (Intrant) si estas modificaciones a los vehículos son legales, pero al cierre de esta noticia no fue posible obtener información.

Sin embargo, las leyes dominicanas hacen referencia a uno de los elementos que se modifican en la reprogramación: los silenciadores.

En ese sentido, la Ley 241 de Tránsito de Vehículos señala en su artículo 162 que “todo vehículo de motor que transite por las vías públicas deberá estar equipado con un silenciador en el tubo de escape, el cual deberá estar en buenas condiciones de funcionamiento”.

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